Hola Jorge
Después de haber leído tu obra atentamente, sólo se me ocurre una palabra para definirla: entrañable.
En "La oficina postal" he descubierto una deliciosa historia, que podríamos calificar de corriente (en sentido positivo), que nos conduce a hacer una seria reflexión sobre nuestro mundo de hoy, nuestro entorno, de una manera general, pero no por ello menos intensa.
Me ha gustado mucho la novela, hasta el punto de dejarme con un magnífico sabor de boca, de ésos que hacen que se te dibuje, de pura satisfacción, una sonrisa boba en
la cara. Aún así, me gustaría plasmar aquí algunos comentarios e impresiones que me han surgido durante la lectura de tu novela, por si te pudieran resultar de alguna utilidad.
En primer lugar, quiero felicitarte por la forma tan original que empleas a la hora de describir a tus personajes: el uso del nombre seguido del apellido y de una forma verbal en pasado (Eliseo Fernández era un hombre...; Eliseo Fernández tenía....; Eliseo Fernández siempre había pensado...) Con esa forma tan original de presentar a los personajes, he tenido la agradable sensación de estar leyendo una especie de diario íntimo salpicado de fotografías. Me ha parecido, además de muy original, muy acertado, dado el carácter reflexivo que impregna toda la historia, ya que en cierta medida me ha dado la impresión de que tratabas de crear
personajes-tipo, con los que pudieran identificarse muchas de las personas que conocemos. Y sin embargo (¡tengo que felicitarte una vez más!) has conseguido magistralmente que dichos personajes no resulten planos, que no sean meros estereotipos: Se me hace raro pensar en Eliseo, en Flor o en Asunción como simples 'moldes"; para mí son y siempre serán, personajes con identidad propia, a pesar de que en el mundo está lleno de 'Eliseos', 'Flores' y 'Asunciones' (O al menos éste es el mensaje que me ha trasmitido tu novela)
La única "pega" (por buscarle alguna...) que le pondría a la construcción de tu historia radicaría en el tono: los primeros capítulos se hacen un poco lentos. Me gusta esta 'lentitud' sobre todo en las descripciones de las ciudades (¡bravo por la de Barcelona!) pero para la narración resulta, en mi humilde opinión, algo pesada. Mi consejo es que intentes aligerar el discurso narrativo, cambiando quizás las oraciones coordinadas por otras yuxtapuestas, usando más frases nominales, hacer inversiones de sujeto (muchos de los párrafos empiezan con el sujeto activo: Eliseo, Flor...), podrías acortar algunas frases... Son sólo algunas ideas, que seguro no necesitas ni que te señale, ya que tu narración se vuelve mucho más dinámica tras la decisión de Eliseo de ayudar a Flor, lo que me lleva a pensar que quizás el tono pausado de los capítulos anteriores es algo que has buscado y plasmado así, para marcar esta acción como punto de inflexión en el devenir de los personajes. Yo quizás lo habría colocado tras el hallazgo de la carta que provoca el cambio de vida de Eliseo, pero eso ya forma parte de la decisión personal de cada escritor y de lo que intenta trasmitir en su obra.
Finalmente, el último comentario que me gustaría hacerte no tiene nada que ver con la historia, sino con el título. Si tu obra me ha gustado mucho, no puedo decir lo mismo del título. De hecho, ¡me parece horrible! Perdón por ser tan vehemente, de verdad que no es mi intención ofender, pero creo sinceramente que tu obra se merece un título mucho mejor y el que tiene no le hace justicia. Si yo hubiera escrito una maravillosa historia como la tuya (¡ojalá!), la habría titulado "el aroma de las flores secas" o si no, "la fragancia de las flores marchitas". ¿Por qué? pues por varios motivos:
- En primer lugar, por el juego de palabras y paradoja de la frase en sí misma: si las flores están secas o marchitas, no pueden tener aroma (las flores secas no huelen), mucho menos fragancia (las flores marchitas huelen mal), conceptos que asociamos con algo fresco, vivo y atractivo, todo lo contrarios de flores secas/marchitas. De este modo, conseguirás llamar la atención de tus lectores potenciales, ya que nada atrae tanto como lo que no se comprende. Lo cual, traducido en términos editoriales, significa que tras leer ese título tan confuso, será muy difícil que ese posible lector no se tire de cabeza a leer la sinopsis para tratar de averiguar qué significa el título o para saber de qué trata la historia.
- En segundo lugar, creo que cualquiera de estos dos títulos refleja mucho mejor elementos cruciales de la novela, tanto en el discurso narrativo, como en el significado metafórico de la historia: Las flores aparecen en la carta que encuentra Eliseo, en las misivas que le mandan a Asunción su amiga, incluso uno de tus personajes se llama Flor. Por otra parte, la palabra "flor" alude (e términos literarios) a la juventud, a la inocencia; en el caso de esta novela son flores secas (por los personajes ya mayores, cuya juventud pasó) o flores marchitas (por la inocencia/juventud perdida de Flor y de Nicoleta, a quienes obligaron desde muy jóvenes a prostituirse) Incluso al personaje de Elisabeth, la muchacha a la que nunca le llegó la carta, podría decirse que también le arrebataron algo, salvo que en su caso fue el amor y todos sabemos que las flores también constituyen una alegoría literaria universal para dicho sentimiento. Así pues cada personaje guarda en su corazón esas "flores secas/marchitas" que se perdieron y ¡sin embargo! aún conservan su frangancia, su aroma: las ganas de vivir, de luchar y de cambiar así el rumbo de su existencia. Al menos, ese es el conmovedor mensaje que tu novela me ha trasmitido.
Espero haber conseguido hacer que te plantees cambiar el título, aunque no sea con los conceptos que te he propuesto. Podría darte también muchos consejos sobre la
ilustración de la portada, pero creo que sería demasiado largo de explicar, simplemente me limitaré a sugerirte que juegues con fotografías en blanco y negro, resaltando algún elemento de color (a la manera de ciertos fotogramas de la película "la lista de Schindler")
Para terminar, felicitarte una vez más por tu obra y agradecerte de corazón que la hayas compartido con todos nosotros. Muchas gracias Jorge.
Un fuerte abrazo.