Hola Eugenio, muchas gracias por leer mi libro y dejar tu opinión.
En cuanto a las preguntas que planteabas en tu comentario, te diré que en absoluto ha sido mi intención hacer una crítica negativa sobre el psicoanálisis, ni tampoco una defensa. Mi motivación principal ha sido la de hacer disfrutar a los lectores de un rato agradable leyendo, aunque, sí que reconozco que también me ha impulsado la intención de hacerles reflexionar con el fin de que contemplen los sueños como algo más que simple imágenes que inundan nuestra cabeza mientras dormimos. En mi modesta opinión, resulta muy beneficioso ( yo diría que incluso necesario) si cada mañana, justo después de despertar y antes de lanzarnos de cabeza sobre la cafetera en plan zombis malhumorados, nos dedicamos a reflexionar sobre qué hemos soñado y qué podría significar. Ello podría podría ser de gran utilidad para ayudarnos a comprendernos mejor, a identificar nuestros miedos, nuestros puntos débiles, así como nuestras fortalezas, nuestros deseos. Podemos soñar algo tan "inocente" como podría ser tirar una piedra al agua y si en ese sueño, al tirar dicha "piedra", nos sentimos bien, podría significar que necesitamos deshacernos de una carga que no nos deja ser felices (tal vez un trabajo, una persona, o incluso algo material) o por el contrario si al lanzar esa piedra nos invade la angustia, tal vez lo que nuestra mente nos indica es que sentimos que hay algo o alguien que estamos perdiendo y que nosotros somos los responsables; sea cual sea la conclusión, el identificar qué sentimos realmente nos dará la clave para actuar en consecuencia y mejorar nuestra vida... Y ¡ojo! no soy yo quien se ha sacado esta idea de la manga (¡ya me gustaría a mí!), en Grecia, hace más de dos mil años, existía ya el famoso dicho "conócete a ti mismo", que no era otro que el lema que había grabado sobre el pórtico del archiconocido oráculo de Delfos; curiosa inscripción para un lugar al que la gente iba a pedir consejo sobre qué hacer o cuál iba a ser su futuro. Tal vez lo que se intentaba indicar a los visitantes es que no había necesidad de buscar a nadie ajeno para obtener respuestas acerca de nuestra propia vida, pues como siglos más tarde diría el gran Miguel de Cervantes Saavedra, "cada uno es artífice de su ventura".
Por otro lado, respecto a lo de las relaciones carnales entre criaturas sobrenaturales y humanos, no lo he sacado del Génesis (aunque agradezco la referencia, me servirá para futuras ocasiones). Este tipo de uniones existe en innumerables mitos y leyendas desde tiempos inmemoriales. Por poner algunos ejemplos, todo el mundo conoce, de los mitos grecorromanos, a Hércules (Hijo de Zeus y una mortal) o a Aquiles (Hijo de la diosa Tetis y un humano). Y en Japón, existe la creencia en unos demonios femeninos que se aparecen por las noches a los hombres para poseerlos carnalmente (como los súcubos de otros mitos). Por cierto, la palabra demonio proviene del latín "daemon", que significa "espíritu" y que era sinónimo de "genius". Ambos vocablos se usaban para designar a criaturas sobrenaturales, independientemente de si eran protectores o no. Ambigüedad que casa perfectamente con las doctrinas que afirman que no existe ni el Bien ni el Mal absolutos.
Un saludo y gracias nuevamente por leer "Fantasías Inconfesables" y por dejarme tu comentario.