Hola, Julio.
Empiezo advirtiéndote de que estoy muy cabreado contigo, así que, si no te gustan las malas críticas, haz como has hecho con mi libro y no sigas leyendo.
Mi enfado no proviene de tu opinión negativa de mi novela, eso podría habérmelo esperado, pues te aseguro que no hay nadie más consciente de sus deficiencias que yo mismo.
Por el contrario, lo que me ha irritado sobremanera ha sido esa vergonzosa falta de respeto que demuestras hacia el hermoso y sacrificado acto de la escritura, lo que, como comprenderás, me ha sorprendido mucho proviniendo de alguien que aparentemente también se dedica a escribir. Si has atravesado por el mismo proceso que yo, lleno de grandes alegrías pero también de descorazonadores desalientos, de horas y horas dedicadas a intentar plasmar en palabras lo que deseas decir, desesperándote hasta lo indecible cuando no eres capaz de hacerlo, volcando todas tus energías y sentimientos en ello; si, cuando, por fin, das por terminada tu obra, siempre insatisfecho por los resultados obtenidos, pero consciente de que tus escasas habilidades como escritor ya no te permiten mejorar nada más; si, como digo, tu también has experimentado algo semejante mientras escribías, me resulta incomprensible que hayas sido capaz de mostrar esa insuperable falta de consideración hacia un libro que tanto ha supuesto para mí y que TÚ NI SIQUIERA HAS LEÍDO.
Porque, si de algo estoy seguro, es de que no lo has hecho, al menos no más allá de la tercera parte de su contenido. En caso contrario, todavía lo entendería menos. ¿Cómo puede alguien tan leído como tú, alguien en quien tanto parece confiar la plataforma Entreescritores, pues te ha permitido realizar más de 100 críticas de sus libros, acusarme de ?feo mercantilismo?, cuando eso que tú llamas ?lidiar con la autopromoción? es tan sólo un recurso literario imprescindible para llevar a cabo la principal idea generadora de la novela? ¿O es que he sido tan ?abstruso? que ni siquiera he sido capaz de dejar claro que toda la obra es el homenaje de uno de sus dos supuestos autores a un amigo que acaba de morir y que la había iniciado? ¿No es normal que alabe e intente atraer la atención de quien lo lea hacia lo que su amigo había escrito? Los pocos amigos y familiares que han leído mi obra me han criticado otros muchos fallos, pero nunca ese que mencionas, porque han sido capaces de comprender lo que es tan evidente, tan sólo porque, aun siendo probablemente menos cultos que tú, han llegado a terminarla.
Podría ir refutando uno por uno, para demostrar que no has leído la novela, casi todos esos comentarios que has pretendido que fueran tan ingeniosos y que se han quedado en simples frases crueles e insensibles hacia alguien que no conoces y que estoy convencido ama más la literatura que lo que jamás puedas hacerlo tú en tu vida.
Aconsejado por un amigo, colgué mi libro en la plataforma Entreescritores porque pensaba que me iba a encontrar con personas con sensibilidades semejantes a las mías, que se atrevieran con esas, al parecer, excesivas páginas para un libro de ficción, y que quizá me ayudaran a mejorarlo con críticas constructivas y menos devastadoras que las tuyas y no se limitaran, como lo haces tú, simplemente con cumplir de forma apresurada e irresponsable con la desagradable tarea que te había impuesto tu ?hermano mayor? de la plataforma.
Afortunadamente para mí, me has encontrado ya con muchos años y con la vida totalmente resuelta, con muchas ganas de escribir, pero sin la más mínima intención ni necesidad de pasar por la sórdida tarea de publicar un libro. Como a cualquier escritor, aunque sea un aficionado como yo, me gustaría que leyeran lo que escribo y, gracias a tu ?brillante? crítica, probablemente ya nadie más lo hará en Entreescritores, pero, duerme tranquilo, yo al menos seguiré adelante.
Me preocupa bastante más que sigas siendo una de las eminencias críticas de Entreescritores y que hayas amargado la vida, o lo vayas a hacer en el futuro, a algún joven escritor que se haya tomado o se vaya a tomar más en serio los comentarios tan ?agudos? que eres capaz de inventarte sin haber leído detenidamente su libro.
Acabo pidiéndote perdón por haberte hecho perder esas dos o tres horas que has dedicado a mi libro en tus preciosas vacaciones. Al menos, me consuela saber que no han sido muchas más.