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El último papa

El último papa

12-03-2013

Contemporánea ensayo literario

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EL ULTIMO PAPA

¿Tienen razón los profetas y clarividentes sobre el fin de la dinastía Papal? Cada vez que se acerca el momento de celebrar un cónclave para elegir un nuevo Papa, las viejas profecías despiertan. En este libro trataremos de descifrar los crípticos presagios que nos dejaron los más relevantes profetas y de esa forma procurar armar el rompecabezas que nos permita prepararnos para las duras pruebas que deberemos superar cuando el trono de San Pedro sea ocupado por... EL ULTIMO PAPA.

Las predicciones de Nostradamus,  San Malaquías, el Padre Pío, Don Bosco y la Virgen de Fátima sobre el destino de la Iglesia y la Humanidad.

Después de la inesperada renuncia de Benedicto XVI al trono papal, vuelven al tapete las predicciones que vaticinan el fin de las dinastías Papales, y otras más apocalípticas que aseguran que sólo queda un Pontífice y luego sobrevendría el fin del mundo, aunque, para los menos drásticos, no se trataría del fin de los tiempos sino de un cambio radical en la estructura de la Iglesia Católica.

Uno de los más conocidos "especialistas" sobre los Papas fue San Malaquías, quien vaticinó una línea de reinos Papales desde el sucesor de Inocencio II hasta el último de la lista, identificado como Pedro el Romano II, que vendría con el fin de los tiempos. Este es el último lugar en la cronología papal del profeta y corresponde al próximo pontífice que será elegido en marzo.

No solo San Malaquías realizó predicciones sobre los Papas. Otros profetas tan famosos como él también tuvieron visiones acerca de los ocupantes del trono de San Pedro.

Nostradamus, cuyas profecías lo convirtieron en el más famoso "adivino" de todos los tiempos, escribió en varias de sus cuartetas la suerte de los Papas al acercarse "el fin”.

Juan de Vatigueiro, en el siglo XIII; Juan de Rocapartida, en el XIV; Anna Katerina Emmerich; Don Bosco; Pio X; la norteamericana Jeane Dixon; el Padre Pío y los secretos de la Virgen de Fátima, también hablan del fin de la dinastía Papal que terminará cuando la humanidad se encuentre cerca del final. Otros especialistas en teología y profecías aseguran que luego de terminada la lista de pontífices, tendría lugar la Segunda Llegada de Jesús.

Mientras crecen las teorías, cada vez más numerosas, la realidad -luego de la inesperada renuncia de Benedicto XVI- nos indica que habrá un cambio importante en la Iglesia Católica y que Pedro el Romano II podría ser un pontífice joven que marque ese cambio de timón en la Barca de San Pedro que, como dijo Joseph Ratzinger en su renuncia, necesita “el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe”. Y que él no podía llevar a cabo porque “ya no tenía fuerzas”. También cobra fuerza la predicción de Nostradamus sobre el Papa  Negro que cambiará radicalmente la Iglesia Católica, ya que entre los favoritos a suceder a Benedicto XVI se encuentra el cardenal de Ghana Peter Tuckson, que –coincidentemente- se llama Pedro, como el último lema de San Malaquías.

Leer primer capítulo

 

Primer capítulo

PROLOGO

Tiempo de profecías

Cada vez que se acerca el momento de elegir un nuevo Papa, comienzan las especulaciones sobre los posibles candidatos a ocupar el trono de San Pedro.

Pero también resurgen las viejas predicciones que vaticinan el fin de las dinastías Papales, y otras más apocalípticas que aseguran que sólo quedaría un Pontífice y luego sobrevendría el fin del mundo, aunque, para los menos drásticos, no se trataría del fin de los tiempos sino de un cambio radical en la estructura de la Iglesia Católica.

Uno de los más conocidos "especialistas" sobre los Papas fue San Malaquías, quien vaticinó una línea de reinos Papales desde el sucesor de Inocencio II hasta el último de la lista, identificado como Pedro el Romano II, que vendría con el fin de los tiempos.

No solo San Malaquías realizó predicciones sobre los Papas. Otros profetas tan famosos como él también tuvieron visiones acerca de los ocupantes del trono de San Pedro.

Nostradamus, cuyas profecías lo convirtieron en el más famoso "adivino" de todos los tiempos, escribió en varias de sus cuartetas la suerte de los Papas al acercarse "el fin”.

Juan de Vatigueiro, en el siglo XIII; Juan de Rocapartida, en el XIV; Anna Katerina Emmerich; Don Bosco; Pio X; la norteamericana Jeane Dixon; el Padre Pío, el argentino Benjamín Solari Parravicini y los secretos de la Virgen de Fátima, también hablan del fin de la dinastía Papal que terminará cuando la humanidad se encuentre cerca del final. Otros especialistas en teología y profecías aseguran que luego de terminada la lista de pontífices, tendría lugar la Segunda Llegada de Jesús.

Mientras crecen las teorías, cada vez más numerosas, la realidad -luego de la inesperada renuncia de Benedicto XVI- nos indica que habrá un cambio importante en la Iglesia Católica y que Pedro el Romano II podría ser un pontífice joven que marque ese golpe de timón en la Barca de San Pedro que, como dijo Joseph Ratzinger en su renuncia, necesitael mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe”. Y que él no podía llevar a cabo porque “ya no tenía fuerzas”para seguir su misión en el trono de Pedro.

 
EL TRONO DE SAN PEDRO

La Iglesia ha reconocido siempre en el Obispo de Roma al sucesor de San Pedro, a quien Jesús le confió su legado. Pedro, el primer Papa, fue designado por el propio Mesías para que se convirtiera en Jefe de la Iglesia y cuidara del “rebaño” hasta su regreso. Por eso cuando vivimos tiempos como los actuales, hasta los más incrédulos piensan en la inminente segunda llegada de Jesús para reclamar su trono en la Tierra.

Para entender como se realiza la elección de un Papa, explicaremos brevemente cual es el proceso, reseña que nos servirá para comprender mejor cada uno de los capítulos de este libro.

Cuando un Papa muere, se reúnen en la Capilla Sixtina todos los cardenales con el fin de elegir al sucesor. Esta reunión se llama “Cónclave” (del latín “con llave”) y se realiza a puertas cerradas. Una vez que se entra no se puede salir hasta que no ha sido electo el nuevo Pontífice.

Reunidos es este cónclave, se inician las votaciones hasta que alguno de los cardenales propuestos alcance los dos tercios más uno de la votación. Si en los primeros escrutinios no se alcanza esta cifra, los cardenales reunidos tendrán que retirarse a orar, para regresar a las votaciones.

Siguiendo una antigua tradición, terminada una votación, si todavía no se había logrado elegir al Papa, se mezclaban los votos con un poco de paja húmeda y se echaban a una estufa cuya chimenea da a la Plaza de San Pedro. Se desprendía entonces un humo negro que anunciaba a los fieles reunidos en la Plaza que aún no había Papa. Cuando se lograba la elección, no se añadía nada a los votos y el papel, al quemarse, producía un humo blanco, que era el primer anuncio de que había un nuevo Pontífice.

 Este método pertenece ya a la historia, pues no hay más “fumata” desde el pontificado de Juan XXIII, quien estableció que los votos de los diferentes escrutinios no se quemaran, sino que fueran conservados, como documentos históricos. Aunque por costumbre y para avisar a la gente que está en la Plaza de San Pedro, sigue saliendo humo blanco de la chimenea, cuando es elegido un nuevo Papa.

Hay tres modos de elección de un Pontífice. El primero se llama por "cuasi-inspiración" y tiene lugar cuando los cardenales, sin previo acuerdo, eligen unánimemente y de viva voz, al nuevo Papa. El segundo es por "compromiso", cuando -debido a circunstancias especiales- los cardenales confieren a tres, cinco o siete de los padres conclavistas, la potestad de elegir. El tercer modo, que es el ordinario, se llama por "escrutinio" o votación secreta. La elección del Papa deberá hacerse por mayoría de dos tercios de votos, pero si, el número de los cardenales presentes no pudiera ser dividido por tres, se requerirá una voz adicional para la validez de la elección.

Cuando uno de los cardenales en el cónclave ha sido elegido Papa, los dos sacerdotes sentados a su lado en la mesa de votación de la Capilla Sixtina se separan de él en una actitud de respeto y bajan por medio de un cordón, los doseles morados que simbolizaban su soberanía colegial.

 Para adoptar el nombre con el que va a reinar, el elegido procede con toda independencia: toma, por ejemplo, el del Pontífice que lo ordenó cardenal, o el de un santo por el que siente una devoción particular, o también el de un predecesor de cuya familia espiritual se reconoce a sí mismo.

Mientras se levanta el acta de la elección, el nuevo Papa se dirige a la sacristía donde se pone una de las tres sotanas blancas, que están ya preparadas, añadiendo a ella la faja y el gorro de moaré blanco, la túnica de encaje y la capa corta de moaré rojo.

El nuevo Papa vuelve a la Capilla Sixtina para la primera instrucción a los cardenales que se hace ante el mismo sillón que ocupaba como elector. Este acto se llama "adoración", porque los cardenales se llevan a la boca el pie y la mano del nuevo Papa, en señal de homenaje, antes de que reciban de su parte el beso de paz. Finalmente se acerca el cardenal camarlengo y pone en el dedo del Papa el "anillo del Pescador", distintivo del Sumo Pontífice y que se romperá a su muerte.

 Mientras tanto, las miles de personas que esperan impacientes en la Plaza de San Pedro, se enteran por medio del humo blanco que ya hay nuevo Papa y rompen en aplausos. Luego se abren las ventanas principales de la basílica y aparece el decano de los cardenales diáconos para anunciar el nombre de quien a partir de ese momento gobernará la Iglesia. Para finalizar el emotivo espectáculo, aparece el nuevo Papa, quien bendice al pueblo desde el balcón de la basílica de San Pedro.

¿Tienen razón los profetas y clarividentes sobre el fin de la dinastía Papal? ¿Esta ceremonia se repetirá solo una vez más? Como decíamos al comienzo, cada vez que se acerca el momento de celebrar un cónclave para elegir un nuevo Papa, las viejas profecías despiertan. En este libro trataremos de descifrar los crípticos presagios que nos dejaron los más relevantes profetas y de esa forma procurar armar el rompecabezas que nos permita prepararnos para las duras pruebas que deberemos superar cuando el trono de San Pedro sea ocupado por... EL ULTIMO PAPA.


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