Introducción
El Pitch es el arte de causar una buena primera impresión y seducir en pocos segundos. El pitch es como la carta de presentación y tu currículum. Si está redactada con faltas de ortografía, tu potencial empleador probablemente descartará entrevistarte y habrás perdido la oportunidad de trabajar para esa empresa para siempre. Lo peor, en el caso de los inversores, es que se conocen entre ellos (pues les gusta co-invertir), y si uno te descarta, tarde o temprano se enterarán los demás.
Y sin esa inyección de capital que estás buscando y sin el acompañamiento profesional de un inversor, probablemente tardes mucho más tiempo en alcanzar las cotas más altas de tu sueño empresarial. Y lo que es peor, millones de personas (tus clientes potenciales) podrían verse perjudicados si tu empresa no existe para ellos.
Qué es y qué no es un pitch
La palabra “pitch” significa “discurso” en inglés. En el ámbito de los inversores, se conoce por “elevator pitch” al discurso que darías a un inversor dentro de un ascensor, o mejor dicho, en el tiempo que tarda el ascensor en subir hasta la última planta. Por lo tanto, es la presentación que vas a hacer a un inversor en menos de un minuto. Está claro que en tan poco tiempo un emprendedor no puede contarle todo su proyecto a un inversor. Tiene que seleccionar y saber decirlo de forma que se entienda y suscite interés por saber más. Toma nota porque esto es importante: el pitch efectivo trata de crear en el inversor el deseo por saber más.
Un pitch no es una presentación detallada de tu proyecto. En un pitch no se explica todo tu proyecto de forma resumida. Se cuenta sólo lo suficiente para que el inversor se levante de su silla, se acerque al emprendedor y le diga: “¿Qué día de esta semana te iría bien tomar un café conmigo y contarme más”?
En realidad un pitch es una excusa que han inventado los inversores para conocer al emprendedor (en primer lugar) y su proyecto (en segundo lugar). Recordemos que un inversor invierte primero en personas y luego en sus ideas o proyectos. Si la impresión que tiene del emprendedor es mala, la impresión que tendrá de su proyecto difícilmente será buena. Si la impresión que tiene del emprendedor es muy buena, la impresión que tendrá del proyecto difícilmente será mala.