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CRONICAS DE UN EXTRATERRESTRE

CRONICAS DE UN EXTRATERRESTRE

02-06-2013

Ciencia ficción/fantástica novela

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La tarde corría a un ritmo desesperante y no había cabida para más quehaceres en el inamovible silencio de mi cuarto, el reloj marcaba las seis menos diez minutos y las hermosas gotas de lluvia se dejaban ver a través del grueso vidrio de cristal ahumado que refleja los insonoros ruidos de la calle, en un momento dado pensé; ¿Qué carajos hago yo aquí? ¿Por qué es que he venido a existir sobre éste absurdo planeta? ¿Existe alguna razón especial para ello?... Porque si observamos de cerca la realidad, cara a cara, nos daremos cuenta de un entramado complejo de injusticias, incoherencias, odios, así como una serie de situaciones que nos harán pensar que la realidad que conocemos no es la única, ni tampoco la verdadera, como decía Isaac Asimov; “Como puedo ver y admirar la belleza de una sola hoja de un árbol, sin tener que admirar la belleza completa del mismo y así también admirar la belleza del bosque en el que se encuentra.” 

Leer primer capítulo

 

Primer capítulo

LA ENTRADA
(UN PASAJE DENTRO DE LAS CASAS)
 
 
 
Entrando por el pasaje Goorkeniano, podían notarse esferas de luz flotando, como si fuera un enorme lago de globos brillantes, gigantesco y descomunal, al poco tiempo noté las paredes del sinuoso corredor, era un entramado complejo de distintos corredores gigantescos en cuyas paredes se asentaban las más extrañas y variadas ventanas; elípticas, cónicas, helicoidales, y bueno; una diversidad de dodecaedros, hexaedros, etc., que daban la impresión de una superestructura conformada por un sin fin de puertas o ventanas que conducían a algún lugar. Así mismo parecían haber sido “fabricadas” artificialmente, en otras palabras por una suerte de tecnología sumamente avanzada, aunque después me enteraría que no era así. 
 
En ese momento me sentí completamente solo, pero con una gran libertad para explorar lo que quisiera. 
 
Aunque no sabía por donde empezar me dirigí hacia el centro del corredor, era terriblemente grande; desde el punto donde me encontraba calculo que la distancia hacia la pared más cercana debía ser de aproximadamente de cien a doscientos kilómetros aunque podía ser mayor. A pesar de lo lejos que me encontraba de cualquier punto de referencia la velocidad con la que me desplazaba era extraordinaria y podía moverme con completa libertad dentro del Goorken como así lo llamaban. Pronto me enteraría de que las esferas que anteriormente había divisado eran una formación de cúmulos que expandían la memoria; en otras palabras, poseen la capacidad de encontrar recuerdos en la mente de los espíritus y traerlos al presente, como un sistema de compresión y descompresión, allí exactamente es donde se encuentra la memoria perpetúa de cada una de las criaturas del universo. 
 
Pero eso no es todo, cada salida y entrada del pasadizo también contiene un cierto número de esferas gravitatorias de energía, que alteran el estado cuántico de una serie de etéreo-impulsos en un  organismo espiritual, y promueven la seriación de recuerdos que pueden ser vividos nuevamente en otros planos de otras dimensiones. Esto es, las más vastas índoles de  recuerdos para canalizar los sentimientos y sensaciones que un espíritu ha llegado a tener. 
 
Pero lo más sorprendente es quizá la capacidad de respuesta con que la mente de un supramortal esta diseñada para recordar, pudiendo alcanzar millones de vidas anteriores, en el cerebro, por así decirlo, de un espíritu. 
 
Somos capaces de traer recuerdos desde tiempos inmemoriales incluso desde el momento mismo de nuestra generación, atraparlos y dejarlos encerrados en un tipo de oblea energética cuantificada fuera del continuo espacio y tiempo erróneamente concebido por los físicos de la tierra. 
 
Esos recuerdos quedan grabados como lo mencioné anteriormente en un espacio suprafísico donde las condiciones reinantes no son el tiempo ni tampoco el espacio sino una serie de deformaciones en la estructura esencial de lo que nosotros concebimos actualmente como Universo.  Que no es otra cosa más que una deformación espacial de un grupo de dimensiones arrolladas una sobre la otra. 
 
Este espacio suprafísico no ha sido creado por nadie sino que existe independiente de cualquier creación material y no material dentro de cada universo. 
 
Absolutamente nadie sabe como es que fue generado ó en su caso si es que fue generado o creado por una mente que va mucho más allá de lo que comúnmente se ha pensado que puede ser Dios o una serie de dioses que no parece tener final para las mentes que aun conservan la ideología politeísta.
 
Llegado a este punto y ya que estamos hablando de Dios o dioses me gustaría explayarme un poco acerca del error común que los humanos del planeta Tierra cometen al momento de juzgar y tratar de comprender lo que es la suprema fuerza del Universo ó de los universos, veamos:
 
Los seres con capacidad de razonamiento libre, sin prejuicios religiosos, filosóficos, demasiado éticos o morales pueden comprenderlo mejor, ellos no tienen una estructura ideológica minada de raíz que les impida formular razonamientos libres de críticas negativas hacia otras formas de pensamientos que no se adapten a su pequeño criterio mental. Son capaces de discernir y comprender mejor la situación que aquellos que he mencionado anteriormente. 
 
Y no es que critique duramente a los grupos religiosos o filosóficos, sino que ambos como la política forma un complejo sistema de mentiras muy bien estructuradas en el seno de todas las sociedades pasadas, presentes y posiblemente durante algún tiempo más, futuras. 
 
Estas personas tienen en su ser un nivel de evolución mental más alto y por lo tanto son capaces de apreciar  mejor los errores en los que caen los demás y así hacerles ver ciertas situaciones que de otra forma jamás hubiesen podido entender. 
 
Es por ello, que en los planetas de mayor avance que la tierra no existen religiones organizadas, ni cultos secretos, ni formas de pensamiento perturbadores que generen distorsión en las mentalidades poco evolucionadas. 
 
Un principio fundamental para entender la esencia generadora de todas las cosas, (Dios como lo conocemos en planeta Tierra) es pensar que en todas las cosas vivas y no vivas, se encuentra su fuerza creadora (concepto que posiblemente el lector no comprenda muy bien, ya que aun falta por explicar lo más increíble de ésta crónica.) 
 
A partir de ahí todo es más simple, pero para comprender lo primero es necesario que nos demos cuenta a  modo simple de todas aquellas leyes físicas que gobiernan nuestro Universo y en particular de nuestro mundo, de las leyes morales que permiten que nuestro proceso educativo sea capaz de entender que el bien es el único intercambio básico. (Ya que cualquier acción buena produce un resultado bueno, que a su vez entrega confort y placer a ciertos órganos neurocorticales de nuestra mente. Placer para ciertas partes no neurocorticales del cerebro, que se aproximan a niveles de vibración, muy por encima de  frecuencias de las ondas de ultrasónicas, que generan una sensación de bienestar dentro de las supraconciencia o conciencia inmortal que todos los humanos poseemos.)  Y que pernea la totalidad de la creación. 
 
Después, entender que estas leyes se encuentran regidas por un patrón inexplicable de felices coincidencias (ya que nada es coincidente, sino predeterminado) que forman la estructurada realidad tal y como la conocemos.  
 
Por qué digo de felices coincidencias. Porque al parecer nadie se cuestiona el hecho de que puedan existir organismos altamente evolucionados; un cerebro central, capaz de procesar toda clase de datos y al mismo tiempo, que los analice y los cuantifique. De manera que desde esa analogía puedan darse cuenta de ésta realidad sólida y viva, al tiempo en que se cuestiona acerca de la intima esencia de la vida y por inferencia de Dios ó en su caso del creador de todas las cosas (el origen de la vida por medio de ¿combinaciones especiales?).
 
Los Eku, de los que hablaré en un capítulo posterior, tienen una muy peculiar historia que habla de la formación primigenia de la EXISTENCIA tal y como la conocemos; dicen ellos que la fuerza generadora de vida no posee atributos hominiformes (me refiero a homínidos; características que nos definen a nosotros como seres humanos)  en otras palabras; sensaciones humanas, o de otro ser que habite el universo. Así es como la gente ve a  Dios; colérico, justiciero, lleno de ira y venganza para aquellos que no siguen una determinada forma de pensar de acuerdo con los estrictos marcos de pensamiento de las religiones sentimentalistas. Una persona vil, del más bajo tipo. 
 
En realidad para los Ekunianos Dios es una forma de energía sin mente propia, (Y aún más, no tiene conciencia como supuestamente nosotros podríamos pensar) algo así como un generador de corriente eléctrica que manda la electricidad necesaria a un ordenador y éste la transforma en información que en un determinado momento podrá ser utilizada y recapitulada nuevamente hacia un usuario de una determinada base de datos, o cualquiera que sea el programa que en ese momento se este utilizando. 
 
Según ellos; el Universo es una enorme plataforma que se encuentra plegada en un N número de dimensiones alternas, internas y externas sobre la superficie de un CONO denominado BOCA DE LAS CASAS. No existe límite para determinar cuantitativamente su superficie, ya que las inmensas distancias son increíbles, de hecho, no puedo hablar de distancias ahora, ya que cuando hablé de ello, estaremos viajando hacia el “MUNDO DE LAS CASAS”.
 
No tiene sentido expresar que hay distancias de tantos miles de millones de años luz o billones quizá, puesto que esas distancias sólo serían especulativas y no tendrían, además, algún punto de referencia. Algo que sí tendría punto de referencia sería el origen de una creación, aunque tal punto de referencia sólo cabría dentro del terreno de la especulación supracientífica de los seres superiores que habitan esferas mucho mayores  de un gran avance y evolución cultural. 
 
Este origen de una creación es determinante al momento de explicar una variación significativa en la estructura del Universo, por ejemplo, sí alguien preguntara; ¿Existe Dios? Tal vez la respuesta podría tener un sinfín de acepciones, ó tal vez sólo una, dependiendo del sistema de referencia en el que estemos. Un ser de una civilización mucho más avanzada que la Terrestre daría una respuesta sencilla y comprensible pero con una terminología y lógica posiblemente disparatada en comparación con las terrestres, o tal vez ininteligible en comparación con ciertos postulados científicos, matemáticos, físicos etc., que no están “supuestamente” comprobados de acuerdo con la compartímentalizada ciencia terrestre de nuestros días.    
 
La coherencia respectiva a cada uno de los postulados o significaciones que queramos obtener estriba la mayoría de las veces en el grado de avance que a logrado hasta el momento nuestra propia cultura interactuando la mayoría de las ocasiones con los conceptos que otras culturas más antiguas han logrado inferir. 
 
Un ejemplo notable de ello lo tenemos aquí mismo en medio de la civilización terrestre con sus múltiples y variados conceptos de la realidad.  Donde algunos idealizan a Dios de tal o cual forma, mientras que otros lo conciben de tal o cual manera. No son más que especulaciones o probablemente lucubraciones bien pensadas para acercar los grupos, para formar elites, en otras palabras para dividir y mantener en el rezago cultural a cuantos neófitos se dejen alienar. 
 
En un lugar donde los conceptos han evolucionado, han cambiado de tal manera la forma radical de llegar a una conclusión relativa de un determinado problema que no necesariamente tiene porque ser ideológico, o filosófico. Incluso en las llamadas ciencias exactas pueden haber errores que se han llevado arrastrando durante décadas de parálisis mental o de rezago cultural, simplemente porque los postulados han sido aceptados con agrado durante mucho tiempo, y se considera fútil expresarlos de una manera más concreta y exacta. 
 
Otros tienen miedo de perder su relevancia científica y atisban esos conocimientos con ideas superfluas y sin ninguna base que las ampare, es por ello que durante siglos la ciencia ordinaria no ha expandido su campo del conocimiento más allá de las fronteras de su propio criterio ¿lógico? Y lo suficientemente cristalizado como para poder perder un poco de lo suyo a favor de ganar relevancia a causa de su objetivo, “la indagación de la verdad”. 
 
Tenemos conocimiento de que muchos de los grandes avances científicos del siglo XX no han sido exactamente inspirados por las mentes más brillantes del planeta. Desde hace ya tiempo la saturación de tecnología se ha visto mezclada con conocimientos que parecen adelantarse en mucho a los actuales conocimientos de nuestra época. Esto simplemente se puede demostrar en el hecho de que existe tecnología que algunos países desconocen por completo, no accesible más que por medio de sofisticados grupos de agentes que se filtran para conocer de acerca de sus secretos. 
 
Estos países saben, además, desde hace ya un buen tiempo de la presencia subyacente de exo-civilizaciones en nuestro planeta, conocen los riesgos, los peligros y los beneficios que la aculturación extraterrestre representa; a pesar de todo, esto no es un riesgo, ya que durante milenios, las civilizaciones de mayor avance técnico han llevado la tarea de concienciar a los más pequeños y descarriados que algunas veces creen conocerlo todo, sin saber aún nada de nada.
 

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