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Tras salir a realizar su labor, Víctor empezó con una buena actitud su mañana; desayunó como siempre una rica comidita nica, su gallo pinto con tortillas y cuajada, el poderoso café y además pan, (preparado para darlo todo). Con esa actitud, fortaleza y felicidad, Víctor emprendió su camino hacia el más necesitado, (esta vez los necesitados, de ser escuchados), con su uniforme elegante, pasó toda la mañana sirviendo de apoyo para la gente, todo bien. El es un hombre que le gustan bastante los deportes, siempre a sido muy activo y destacado en donde va, es por eso que en esta actividad, quería ser el mejor de entre sus compañeros; según sus palabras: el es más apto para esta misión, y psíquicamente hablando el más fuerte, así que nada de lo que pudiese escuchar de sus pacientes le afectaría en lo más mínimo. (Y así fue por unas cuantas horas, pero no debo adelantarme al final)...