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KRUHG

KRUHG

31-08-2014

Suspense/thriller cuento o relato

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Más veces de lo que imaginamos, nuestras vidas se cruzan con circunstancias potencialmente terroríficas. Afortunadamente es muy improbable que nos afecten, nada sucede,  y sin percibirlas continuamos el camino. Pero las probabilidades andan en dos sentidos y una de pronto se erige en sustancia de nuestro destino y choca estrepitosamente con nosotros. 
Es el caso del sargento de policía Ed Harrison de la ciudad de Oakland (California) y su mujer Irma, bajo la sádica atención de dos asesinos psicópatas desbordantes de ansias por entrar en acción. Son estos cuatro los protagonistas del relato, pero igualmente podría serlo la rutina de la vida urbana, salpimentada cada tanto con hechos que nunca quisiéramos haber conocido. ¿Estamos a tiempo de evitarlo? o ya es demasiado tarde.
 

Leer primer capítulo

 

Primer capítulo

—¡Alguien ha visto a kruhg….!

—¿Pero es que no hay una sola persona en todo el maldito país que lo haya visto siquiera una vez? —gritó con desesperación el Detective jefe Hewy, Albert Hewy.

Este era sin duda el caso más sorprendente en sus 40 años quizá demasiado estirados de profesión, y por primera vez era consciente de su total despiste. No tenía idea de cómo abordar el asunto.

Toda la ciudad de Oakland vivía desde hacía dos semanas con el pánico incrustado en las tripas. Sumida en el terror al más despiadado asesino. Su solo nombre "kruhg" era  sinónimo de sanguinaria crueldad, ensañamiento y muerte. Su existencia supuesta o real, decoloraba  la vida cotidiana de la gente hasta hacerla prácticamente insoportable.

Pero lo realmente sorprendente de este personaje  era la absoluta falta de datos sobre su identidad. Ni rastro de su ADN, ni una gota de su semen en los archivos del FBI, CIA o el CANS. Nada. Y mucho menos constaba que hubiera asesinado, dañado, o simplemente incomodado a alguien. Entonces. ¿De qué carajo iba aquello? 

Todo empezó de una manera absurda, como pasa siempre en estos casos "extraños". Janet Murray estaba al teléfono. Había llamado al 911 y se despachaba acelerada con el sargento Harrison quien hacía por turno el servicio de guardia.    

Ed Harrison era un agente lúcido y disciplinado. Siempre certero en sus valoraciones y extremadamente escrupuloso con sus métodos de investigación. No obstante a esas horas de la madrugada empezaba a sentirse algo somnoliento y seguía  la conversación sin especial atención. Odiaba esas horas preciosas robadas a la noche y a su mujer en tareas de custodia de paranoicos, tarados, y demás especímenes urbanos.

La señora Murray le hablaba sobre un diminuto anuncio aparecido ese mismo día en la 3ª columna de la sección de “subalquileres y contactos” del diario local, Laney Tower Journal. Un pequeño anuncio que por su tamaño y ubicación pasaba por completo desapercibido. Textualmente decía, "Se busca alojamiento profundo, sin vistas. kruhg."

—¿Y bueno...? —Respondió  Harrison— . Qué es exactamente lo que le preocupa, señora— La comunicación se cortó de golpe en ese preciso momento, dejando un ruido de fondo siniestramente crepitante. Como de interferencias alienígenas. Sí..., eso sería.....

Ed suspiró. Depositó pausadamente el auricular en la base y prosiguió con su trabajo. No pudo evitar un último pensamiento sobre la explosión de chiflados y chifladas, que cada día y  en mayor numero,  llamaban alarmados con los temas más inverosímiles que uno pudiera imaginar. Si esto seguía así, mejor sería montar un servicio paralelo como "el teléfono de la histeria", "paranoicos irrecuperables" o cualquier otro por el que canalizar esta imparable demencia ciudadana. Y si de paso obtenía algunos dólares extras, pues “miel sobre hojuelas”. Ya estaba fantaseando con un dispositivo “recolector” del tipo “caza-fantasmas”, con empaquetado final incluido. Centenares de cajitas repletas con esencias de centenares de tipos inclasificables de locura.

Acabó su sándwich de pavo, rábano  y mantequilla de cacahuete, que su abnegada mujer Irma le preparaba habitualmente los Martes. Tomó un último sorbo del café de la máquina, convencido ya a estas alturas que esta se limitaba a filtrar y calentar las aguas fecales del edificio. Y dio por concluida la jornada.

En el fondo de su cerebro le resonaba aún ese raro fonema ... “Creig  o crog” «...¿Cómo demonios había dicho aquella mujer?...» Era una estupidez pero, qué diablos..... Abrió el periódico por la página de anuncios clasificados. Le costó poco encontrarlo. Sí, allí estaba: "Se busca alojamiento profundo, sin vistas. kruhg." 

Es sabido que estas páginas las copan  prostitutas y prostitutos que se ofrecen de forma más o menos explícita. Y quién sabe si lo de "alojamiento profundo" hacía referencia  al coito, o quizá fuera un chalado que buscase un sótano para montar su taller, o hasta alguien que quisiera hacerse con un Panteón...En fin......seguir con eso era un disparate. Apagó el ordenador, se vistió la chaqueta de piel vuelta para protegerse de la helada noche y abandonó su puesto.

Ya estaba cerrando la puerta de la planta, cuando como ocurría tantas veces le interceptó su obsesiva meticulosidad. Sabía que ante eso no tenía defensa, y se dejó llevar. Le sonó como un gruñido en el cerebro. “kruhg.” La señora había pronunciado ese nombre de una forma especial. No sabría decirlo. Como degustando la dulzona fuerza que se escondía tras aquel enigmático alias. 

—Empiezo a dar claros síntomas de demencia. Esto no puede ser— Se dijo en voz alta mientras deshacía pesadamente sus pasos. Era una locura pero le recordaba a tiempos más interesantes al frente de la unidad. Cuando atrapar a un delincuente implicaba una ardua tarea de investigación, el desmenuzar de pruebas, encajar meticulosamente datos en puzzles imposibles, el duro y excitante patear de calles, acudir a locales abominables, los interrogatorios a soplones y a otros menos dispuestos....Era de lejos mucho más apasionante que cualquier videojuego de esos que hoy atrapan a los jóvenes, pero en vivo y en directo (Lo primero no siempre era así para todos, claro….). Ahora por contra, los asuntos se ventilaban en rutinarios trámites administrativos donde lo más letal era sin duda el insoportable aburrimiento del hueco hacer de  cada día. 

El sistema operativo de su HP le reclamaba centelleante el siguiente movimiento. Entró en Google y accedió a la hemeroteca del Laney Tower Journal. Horquilla de búsqueda ......puso 15 años. Por qué no. Término a buscar: que contenga  la palabra "kruhg".


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