Capítulo 1. Los inicios.
Empecé con la libertad que te da empezar una novela
que no sabes si terminarás, y de la que aún no hay una historia ni un final, sin las cadenas del relato con su cambio, nudo y desenlace en apenas cinco páginas, donde no te da tiempo a describir los personajes, ni a que desarrollen sus acciones. Eran las dos primeras páginas y no sabía aún como se iba a llamar el personaje de esta primera escena. Sí tenía claro que el personaje tenía que enfrentarse a un conflicto, a una situación comprometida
que metiera al lector, si podía ser, hasta los huesos.
Y comencé a escribir como lo hago siempre, con mi
forma particular y preferida, imaginándome la foto de una escena, y sobre ella relatar la acción, montar el desarrollo de la ficción, para más adelante montar la siguiente diapositiva, e imaginarme que va a pasar y contarlo, al fin y al cabo es contar con palabras lo que nos hace disfrutar.
Es una chica universitaria que se cae de la bici,
seguramente por debilidad y nervios, al haber dormido mal esa noche, porque se enfrentaba a un examen decisivo en su vida de estudiante y profesional. La rueda se dobla, la rodilla ensangrentada y le quedan veinte minutos para llegar al examen, al final de esta primera escena alguien fuera de contexto entra con gran estruendo en el aula donde se está realizando el examen y se acerca a darle la calculadora que había roto en la
caída.
Esto era lo único que yo tenía el 19 de agosto del 2012, ni trama, ni definición de personajes, ni lugares, ni escenas, ni por supuesto final.
Mi mujer me vio escribiendo y lo quiso leer, se lo mandé por email y le gustó, me pidió permiso para colgarlo en su facebook, donde tiene unos cincuenta amigos y amigas.
Esto eran las diez de la noche y sobre las doce había
varios " me gusta " con comentarios de este tipo: "¿qué es esto? ¿Una novela de entrega por capítulos?
Mándanos más, quiero saber cómo sigue." Durante los días siguientes tuvimos diez o doce incondicionales, que si tardaba más de dos días en subir alguna página, ya estaban preguntando por la novela de Miguel.
Todo esto me animó mucho a decidir intentar escribir mi primera novela, ya que el día veintisiete de agosto cogía tres semanas de vacaciones, y algunos de mis fans, ( ! Tenía fans por primera vez en mi vida! ), comentaban que cuando tuviera la novela se la hiciera llegar.
Por este motivo que os estoy contando, las veinte
primeras páginas, son escenas de mucha acción, y
sucesos concentrados, con mucho ritmo, un formato
especialmente adaptado a una publicación en el muro de facebook, breve y donde pasaban muchas cosas, a poder ser que proyectaran imágenes en la mente del lector, porque esta red social es muy dada a compartir imágenes, cosas curiosas que llamen la atención, situaciones vitales y positivas, o a mi me lo parece, por lo menos entre las amigas de mi mujer.
Por lo tanto estas primeras tardes-noches antes de
vacaciones, estaba obligado a escribir al menos una
página todos los días, y ya sabes, a imaginar fotos,
situaciones y desarrollarlas. " Cómo se conocieron los
protagonistas hace años en bachillerato haciendo eses
con un ciclomotor para irse a bañar en horas de clase, cómo consiguió Bruno llegar a tiempo con la calculadora, cómo aprobó la chica y se fueron de fiesta, su paseo en moto, pasar de una verbena a una fiesta de universidad a orillas del río." Aquí todavía no sabía que iba a ser en Sevilla y la importancia del Guadalquivir en mi novela, al igual que casi sin hacer ruido apareció que Valle estudiaba Arqueología, para terminar siendo algo definitivo en el desarrollo de Cartasia.
Y sin querer también, sin pensar, como si alguien me lo hubiera colocado allí, apareció un velero, que iba a
formar el triángulo decisivo en el desarrollo de toda la
trama: arqueología ( yacimiento de Cartasia ),
Guadalquivir y velero. Con lo que al empezar las
vacaciones tenía las bases de la historia, y por fin
conseguí ponerle nombre a la protagonista, Valle.
Tengo que decirnos que una vez que inicie a fondo la
novela, es decir, a partir de la página veinte, iba
escribiendo escenas distintas pero nunca correlativas, iba salteando, incluso dejando escenas inconclusas para luego terminarlas o recortarlas, aunque esto último fue las menos, hasta que llegó un momento en que las piezas del puzle tenían que encajar, y fue entonces cuando me obligué a escribir las escenas que faltaban, o necesarias para hacer un bloque cerrado, hacer la novela.
Pero no nos adelantemos, sí deciros que durante muchas páginas, quizás el ochenta por ciento, no supe el final, aunque sí estaba convencido de que Valle lucharía para salir de esta y de otras dificultades e ilusiones.