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EL PROCESO DIABÓLICO

EL PROCESO DIABÓLICO

22-03-2013

Suspense/thriller novela

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¿Alguna vez pensaste que la persecución de tu sueño te podría deparar en la más horrible de las pesadillas? ¿Y si por intentar cumplir los objetivos de tu destino te vieses envuelto en una organización mafiosa? ¿Y si la esperanza que tienes en tu juicio se convirtiera en un proceso diabólico sin escapatoria?Freddy Ramos se encuentra en prisión acusado entre otras cosas de un asesinato y una violación que no cometió, tan sólo quería llegar a ser actor de manera profesional pero las circunstancias lo presionaron sin encontrar una salida valiosa a su sueño, lo que le fuerza a romper la cuerda por donde él nunca imaginó-Esto lo subsume en un camino con difícil solución para su puesta en libertad pero a pesar de los peligros que corre en prisión, no se rinde y entre él y su Abogado luchan para encontrar alguna grieta que exista en el camino hacia su absolución.Entre sus bazas para lobrar la libertad está la información que tiene sobre algunos de los grupos mafiosos más importantes que existen en la ciudad donde vivía antes de entrar en prisión.

 

ENTREVISTAS:

El proceso de creación de una obra judicial.

Leer primer capítulo

 

Primer capítulo

CAPITULO I

 

PRISIÓN DE BOTAFUEGOS

 

Febrero (2011)

 

En Algeciras a 2 de Febrero del 2011

Ref. Diligencias Previas 246/2011

Sr. Juez del Juzgado de Instrucción número 4 de Algeciras, soy el imputado de las diligencias que arriba le referencio, Freddy Ramos, a través de esta carta quiero concretarle algunos puntos de mi causa.

Sr. Juez no puedo asumir pasar en la cárcel 12 o 15 años y cargar con un asesinato que no he cometido, además ya expliqué tanto en la policía el día que fui detenido como en su presencia en sede judicial que no tenía licencia de armas y que el revolver lo compré en el mercado negro, utilizando sólo la bala que atravesó el hombro del miembro del jurado, pero nunca he utilizado ese arma para cometer un asesinato consumado como me tratan ahora de imputar.

 

No es que asimilase que el juez era lo mismo que su propio abogado, pero Freddy sólo confiaba en sí mismo, era desconfiado con los extraños y en este momento de su vida se encontraba en una cárcel rodeado de desconocidos lo que no le facilitaba demasiado su propia estabilidad mental y psicológica.

Por una parte se consolaba a sí mismo de no estar en alguno de los estados de EEUU donde se castiga el asesinato con la pena de muerte, incluso se visionó por un momento tumbado en la camilla y atado sufriendo una gran presión sobre su cuerpo por los cinco correajes de cuero mientras el verdugo le permitía decir sus últimas palabras antes de administrarle de manera intravenosa la inyección letal, pero era un pensamiento absurdo porque lo que la justicia tenía que hacer es llegar hasta el trasfondo de las pruebas y discernir que él no tuvo nada que ver en el asesinato de esa mujer.

Ahora recordándolo todo, no estaba seguro de que hubiese sido su intención la de matar de Ronald, si hubiese sido así lo hubiera tenido fácil, sólo estaba a cinco metros de distancia de él cuando le disparó, no hubiera sido complicado fallar el tiro, pero sin embargo el atestado de la policía no reflejaba las mismas conjeturas sobre el hecho en sí.

Su compañero de celda, Diego, dormía profundamente en la cama bajera de la litera, tenía un brazo que le sobresalía quedando al aire, y la cabeza la tenía pegada como con pegamento contra la almohada, al menos no roncaba como otras veces, lo que en parte le facilitó a Freddy la redacción de la carta.

Vaciló ante la ausencia de pastillas en la caja, la tiró a la papelera y cogió de la repisa una lata de Cocacola abierta que tenía aún, le dio un fuerte trago y luego otro más hasta que la terminó.

Decidió subirse a su cama e intentar descansar, subió las escaleras de la litera y se tumbó en ella, estiró los brazos y cruzó sus manos por debajo de la nuca mirando el techo de hito en hito, se percató de que había una araña de largas patas en uno de los rincones del techo pero el amodorramiento que sentía con el Tranxilium no le dejaron aflorar sus instintos primogénios que hubiese tenido cuando estaba en libertad de ir a cazarla, de manera que la dejó vivir donde estaba.

En cuanto al proverbio chino pensó que si bien era una frase real en casi todas las situaciones, sin embargo en la que él se encontraba quizás no podía ser aplicada, ya que él era de la opinión, que donde se encontraba ahora había tocado fondo. ¿Que podría pasarle ya peor?

Sin embargo Freddy tenía pavor a quedarse dormido, su subconsciente onírico lo traicionaba aún más que la realidad que vivía en esta mísera celda, soñaba a menudo los mismos sueños a cual más aterrador, pero sobre todo se le repetían constantemente dos en particular.

El túnel a medida que te adentrabas en él iba

Cuando despertaba de este sueño a mitad de la noche tenía miedo de volver a dormirse y hasta prefería pasar la noche en vela escuchando la radio con los auriculares conectados a un pequeño transistor.

Pero mucho peor era el otro sueño que se le aparecía con gran asiduidad.

Conducía sin prisas, porque el frío que hacía fuera empañaba con el vaho en ocasiones el cristal delantero del Austin, así que llevaba conectada la calefacción a 24 grados. El maletero del coche iba totalmente vacío, sólo portaba una estaca de madera.

Una vez que llegaba al lugar, aparcaba el coche, salía de él y se dirigía a la tumba. Posteriormente sin ninguna pala que pudiese ayudarle ni otra herramienta, se arrodillaba removiendo la tierra con las manos de lado a lado para cavar un surco que le llevase hasta el gran fardo humano que se encontraba debajo de toda esa tierra.

Uffffffffff, pensaba una y otra vez en sus sueños.

Seguía escarbando para separar y apartar los restos de tierra que aún quedaba sobre el saco y una vez limpio, desenlazaba el cordón que había en la parte alta, bajaba la tela de esparto y se encontraba con la cara de Ronald, la piel la tenía hecha jirones seguramente por las alimañas que ya habían comenzado a alimentarse de su carne, pero esbozaba una sonrisa exagerada como transmitiéndole a Freddy:

En el sueño Freddy podía incluso discernir el agujero de la bala que le perforó el hombro izquierdo.

Incluso pensaba cínicamente que mucha gente más se lo agradecería. ¡¡Este bastardo no merecía vivir, he hecho una aportación a la sociedad¡¡ Pensaba de manera ególatra y con profundo convencimiento.

 

--¡¡No, por favor, no lo hagas¡¡

Freddy se quedó perplejo aunque impávido, sopesó la idea de que quizás se estaba reanimando y volviendo del más allá, es más conjeturó sobre el hecho de que quizás las rasgaduras que tenía la tela del saco no era de la voracidad de los gusanos y alimañas que destejían la tela para nutrirse de su carne, sino que podría haber sido de los arañazos que él podría haber dado con sus uñas y dedos para intentar salir del foso que lo sepultaba.

Pero no, no estaba vivo, el siseo de una pequeña culebra comenzó a silbar en la noche mientras asomaba su cabeza entre la tierra y la nuca de Ronald.

Antes de hincar la estaca en el corazón de Ronald, miró por última vez la luna, ésta con su impasibilidad y arrogancia parecía dibujar en el interior de su perfecta circunferencia unos ojos y el esbozo de una sonrisa placentera algodonada.

---¿Y entonces qué más da uno más? Se preguntó mientras se regocijaba embriagado y extasiado de la situación que vivía en su sueño.

----¡¡Ay joder¡¡ exclamaba Freddy, se miraba la mano y la tenía ensangrentada, la sangre provenía de una herida prominente y profunda que se hacía en su sueño con una astilla puntiaguda y protuberante que tenía la estaca, se la miraba y veía como la estaca había desgarrado la piel y parte de membrana del dedo meñique hasta llegar a verse el hueso.

---Pero no pasa nada, ésto no es más que un aperitivo para lo que me espera ahora.

Las metía profundamente dentro de su pecho y arrancaba de cuajo su rojo corazón al tiempo que lo mordía con la desesperación de un lobo hambriento, escupiendo parte del sabroso y sangriento manjar en la cara de Ronald, algunos coágulos de sangre provenientes de su pecho se habían posado ya anteriormente en su terrorífica mirada, la escena era dantesca pero de gran satisfacción para Freddy que la celebraba frotándose después las manos ensangrentadas por sus mejillas y su cuello, las gotas de sangre le resbalaban por la cara al tiempo que caían de su barbilla mientras se reía con fuertes carcajadas sardónicas en el silencio y la oscuridad de la noche, arrodillado frente a la fosa y mirando a la luna confabulándose con ella mientras ésta parecía decirle con voz socarrona:

La ira, el rencor y el sentimiento de venganza que sentía antes de clavarle la estaca en el esternón a Ronald, se convertían en placidez, paz y sosiego una vez que había finalizado su trabajo.

---¡¡Uuffffff¡¡ ¡¡Todo ha sido un sueño¡¡ se decía interiormente al ver la realidad. ¡¡Yo no he matado a nadie, Ronald está vivo¡¡.

Llegados ya a este extremo, Freddy era consciente de que ni metiendo polvo de hadas en el cajón de sus sueños, lograba ahuyentar la tenebrosidad que poblaban sus pesadillas. Se convenció malhumorado de que tenía que acostumbrarse a vivir con este calvario que lo martirizaba noche tras noche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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