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Dos Rincones del Mundo

Dos Rincones del Mundo

27-03-2013

Romántica novela

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El romance se había acabado, aquel mundo de aventuras que siempre anheló y que había sido suyo por pocos meses, ya no existía en la vida de Cassandra Songeur. La rutina era su guía espiritual, la monotonía su asesor comercial y la cómoda seguridad económica su hada madrina. Hasta que una noche de trabajo aburrido, pulsó la tecla equivocada de su computador y la magia le abrió las puertas de un mundo de sueños insólitos, demasiadas preguntas y una que otra extraña respuesta.
 
 
ENTREVISTAS:
 

Leer primer capítulo

 

Primer capítulo

 

Eternas nubes de olvido cerraban el paso, el camino empezaba a descender y no había posibilidad. Entonces pensé: “Ojalá pudiera guardar un recuerdo, sólo uno y con él, buscarte”.

Como si adivinara, sonrió —¿Qué quieres recordar?

—Tus ojos —dije y mi piel recordó lo bueno y cálido que era estar en sus brazos.

Abajo, la bruma es tan densa que ni siquiera el polvo de las estrellas se puede ver.

—Si escuchas a tu corazón atentamente, él te guiará hacia mí.

—Sí, pero y sí… —No pude continuar, el amor causa estragos y la emoción se me escapó. En ese instante no quería bajar, la duda que segundos antes no conocía se apoderó de mi mente y en un ahogado murmullo le dije lo más terrible que pude imaginar—. Sí, pero y ¿si no me reconoces?, o peor ¿y si yo no te reconozco?

De sus ojos surgió una mirada frágil y tierna, él también temía eso. —Abajo la bruma es tan densa que ni siquiera el polvo de las estrellas se puede ver. Yo te amo y tú me amas, quiero encontrarte y quiero que me encuentres, pero ambos sabemos que eso no siempre será posible. Recuerda, por favor, que a todos los que ames y a todas las que yo ame, serán el pálido y tenue reflejo de ti y de mí. Te voy a buscar siempre, en cada rostro y en todos los ojos que mi camino encuentre y sé que harás lo mismo. Cuando la soledad te inunde y el dolor te carcoma por dentro, cierra los ojos y piensa que en algún lugar del mundo yo estoy tan triste como tú, tan solitario y tan ansioso como tú.

Lo abracé tan fuerte como pude, quería apoderarme de ese momento y traerlo conmigo, pero sólo pude conservar la sensación de sabiduría y seguridad. Lo demás quedó allí, en las nubes del olvido. Por fin pude hablar. —No sé si es correcto, no puedo sentir lo bueno y lo malo, y sólo sé que he olvidado por qué y para qué nos separamos, pero te juro algo ahora y para siempre, cada segundo de vida que tenga allá abajo será pensando en ti y buscándote; porque no hay en el universo cosa más importante que amarte.

—No, no dejes que la bruma te inunde, el máximo fin del universo es amar a todo el universo. Recuerda… —Cerró mis ojos y bajamos.

¿Dónde está? No lo sé. ¿Nos encontraremos? Tal vez sí, tal vez no. Pero cada noche espero, al dormirme, despertar a su lado.


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