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Encuentra UN BUEN MOTIVO

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27-11-2013

Contemporánea ensayo literario

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Todos tenemos un baúl lleno de metas por cumplir, pero las necesidades económicas impuestas hacen que nos olvidemos de él. La rutina laboral va cubriendo de óxido su cerradura y dejamos pasar el tiempo entre trabajos que, al no llenarnos, sentimos como ajenos.

¿Y si pudiéramos abrir nuestro baúl? Quizás encontraríamos proyectos que no son tan utópicos, grandes ideas que en el pasado nos ilusionaron, sueños que no realizamos porque nosotros mismos quisimos ignorarlos. Sin darnos cuenta, ahogamos las raíces antes de que naciese una flor.

A pesar de la crisis actual, el autor anima a cumplir los objetivos que quedaron en el tintero y ofrece directrices para obtener beneficios y trazar un camino empresarial fructífero. Voluntad, constancia, imaginación o Internet son algunas de las simientes  necesarias, que pueden germinar con las pautas y ejemplos incluidos en este libro.

Peio Ruiz te muestra el rincón donde escondiste la llave de tu baúl. De ti depende mantenerlo cerrado como hasta ahora o buscar aquella motivación que te hizo imaginar un futuro distinto al que tienes.

Leer primer capítulo

 

Primer capítulo

Capítulo 1.- La importancia del Software

 

“Lo que de raíz se aprende nunca se olvida del todo”
 

  Séneca

 

 

 

Para poder entender algunos comportamientos que mostramos en ocasiones, sean racionales o irracionales, debemos reflexionar y hacer el sano ejercicio de bucear en  nuestro interior y conocernos más.

En ocasiones, nos comportamos en base a patrones de conducta que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida de manera asociada a personas (padres, amigos, etc.), o a grupos y colectivos que hemos conocido.

 Por ejemplo, muchas personas piensan que hemos sido concebidos con dos partes esenciales pero muy diferenciadas, por aquello de tener un equilibrio en la balanza de la vida.

Pero no se ponen de acuerdo a la hora de conceptualizar claramente cuales son estas dos partes.Algunos piensan que somos una coraza y un alma, otros que estamos diseñados con un cuerpo y una mente. Otros sin embargo,- y lo digo por la forma que tienen de comportarse-, deben pensar que estas dos partes centrales de las que estamos hablando son el órgano reproductor y el resto. La verdad que es un tema que parece muy complejo.  De hecho, los grandes pensadores y filósofos pasan mucho tiempo debatiendo sobre esta cuestión.

Los que tenemos unos conocimientos mas limitados en este campo, nos esforzamos en buscar un sentido más práctico del asunto, y es por ello que el tiempo que le dedicamos a la reflexión es considerablemente menor. Pero hay veces que las cosas son más simples. Si me preguntaran cuales creo yo que son estas dos partes, desde mi ignorancia y desconocimiento de la anatomía humana, tendría que contestar que, en mi opinión, el ser humano está compuesto fundamentalmente por software y hardware. El software lo encontraremos ubicado e instalado encima de los hombros, en una zona que la mayoría de los mortales denominamos cabeza y que los más precisos la llaman cerebro, mientras que el resto del cuerpo humano es puro hardware.

Es evidente que este hardware está al servicio de lo que el software dictamina, y al igual que cualquier equipo informático, actúa según la estructura de programación diseñada y según la arquitectura montada en nuestro hardware. Y como si de un equipo informático se tratara, este complejo “ente” que somos se comporta en base a los parámetros y criterios de configuración que hemos seleccionado para nuestro “sistema operativo”.

Todo buen informático sabe que no hay dos equipos  configurados de la misma forma. Aunque parezcan iguales realmente no lo son. La mayoría de nosotros nacemos con los mismos elementos o componentes en cuanto a hardware se refiere, pero el sistema operativo que se instala en nuestro “equipo” no tiene nada que ver con la forma en que está organizado el hardware.

Este sistema operativo se instala de forma personal y se programa en base a parámetros como la educación, la asociación, los mensajes que nos envían las personas de nuestro entorno y los estrechos vínculos que recibimos en edades tempranas.

En una ocasión, yo compartía este símil con un amigo llamado Javier, pero al terminar de contárselo me confesó que en su caso la teoría no era válida. Javier aseguraba que la asociación que había tenido en su infancia con personas, no le había influido en nada. Creía firmemente que él había nacido así y que su personalidad era la que era y punto, sin más.

Con el fin de reforzar mi teoría le hice algunas preguntas que le hicieron reflexionar:

Dime Javier, ¿Y que hubiese pasado si hubieras nacido en Irak? ¿Tendrías las mismas creencias? ¿La misma religión? ¿La misma forma de ver la vida?

Por supuesto que no.

En estas circunstancias Javier tendría otro tipo de valores, que no serían ni mejores ni peores a los actuales, pero seguro que serían significativamente diferentes. Todos somos influenciados por nuestro entorno, y a todos nos afecta la asociación con las personas cercanas, nuestras formas de interactuar con ellas y también los lugares que frecuentamos. Esta información es clave para nuestra forma de enfocar la vida.

Debemos tener en cuenta que tiene mucha importancia la selección de parámetros en la instalación de nuestro sistema operativo. En este sistema se instalarán casi todos nuestros programas y componentes y será el que soporte todo nuestro software en un futuro. Aquellos que somos padres debemos tener esta cuestión muy presente en los primeros años de nuestros hijos, ya que en esta etapa se configuran e instalan muchos de los programas y “plugin” que serán vitales en sus vidas.

Con lo acelerados que vamos por la vida, con las prisas y con nuestros estresantes trabajos, no nos damos cuenta del poco tiempo que estamos dedicando a nuestros hijos. Y a veces sin darnos cuenta les damos contestaciones a los niños que luego tienen repercusiones en su “software”. Por ejemplo, cuando se caen al suelo por no mirar bien por donde van les decimos:

 “¿Pero eres tonto? ¿Qué es lo que te pasa?”

Y cuando le pegan a su hermano pequeño con esa fuerza desmesurada que todavía no controlan les decimos:

 “Hijo vaya golpe le acabas de dar a tu hermano, pero que burro eres”

O cuando vienen cansados de la calle, después de una dura jornada, (los niños también tienen duras jornadas) y se sientan un rato para descansar, ¿Qué les decimos?

“Todavía no has hecho la tarea y te sientas en el sofá tan tranquilo, mira que eres vago”.

Después de estos mensajes de lo más pedagógicos, el niño nos escucha y graba cada una de estas afirmaciones en el subconsciente. Y cuando le llega una etapa de la vida, allá por la adolescencia, en la que el niño se hace una de las preguntas más complejas que puede hacerse una persona:

¿Quién soy yo?

 El motor de búsqueda de su software encuentra (como si de un google se tratara) los términos y respuestas grabadas en su infancia, es decir, soy un tonto, un burro y un vago, porque esa es la información que recibió el niño y esa fue la que grabó en el disco duro de su hardware, pero ya en forma de software.

Con este nivel de autoestima que están adquiriendo yo no esperaría grandes logros de nuestros herederos en el mundo, la verdad. No puedo visualizar a un hacedor con una actitud proactiva y positiva programado de esta manera. Difícilmente tomará la iniciativa para desarrollar acciones creativas y audaces o propondrá mejoras. Pero la buena noticia es que el sistema no diferencia la información positiva de la negativa, es decir que nuestro sistema está configurado con los mismos mecanismos para que las búsquedas funcionen igual.

¿Qué quiere decir esto? Que cuando el sistema recibe términos positivos y se lo alimenta con mensajes como los de “campeón” o “que bien te ha salido” o “ánimo que puedes con eso”, el sistema los graba también. De esta manera, cuando el niño se pregunta:

 ¿Quién soy yo?

El motor de búsqueda encontrará otros términos mucho más positivos para el niño y el software mostrará los nuevos criterios de resultado, por lo que el niño se creerá más capaz.

Tengo un amigo en Madrid que cuando le conté este ejemplo me dijo muy efusivamente lo siguiente:

“Que verdad tan grande, esto mismo es lo que le pasa a mi mujer con mis hijos, esto mismo les dice a los pobres cuando se caen, si es que no sabe como educar a dos niños y encima quiere tener un tercero…definitivamente es una inconsciente”.

Con este comentario que me hizo de su mujer, ya me estaba demostrando que no había entendido la forma de funcionar de nuestro sistema operativo.

Mi amigo no lo sabía, pero en ese preciso instante su sistema ya había registrado el mensaje “mi mujer es una inconsciente”, porque este mecanismo funciona tanto para los niños como para los adultos. Es decir, cuando el jefe te dice:

 “Buen trabajo, Juan”, el sistema graba este mensaje en su disco duro y lo procesa. Dos días más tarde, cuando un amigo te pregunta:

“¿Qué tal llevas ese proyecto tan ingrato que tenías?”

Tú le contestas:

“Ya lo he terminado, creo que hice un buen trabajo”.

Pero de esta misma manera, cuando le decimos a nuestra mujer:

“Pero mira que eres inconsciente”

El sistema graba este mensaje en su disco duro y lo procesa de igual manera.

El reconocimiento genuino sigue siendo una de las mejores formas de programar positivamente nuestro software, y además, anima a que se sigan consiguiendo resultados positivos.

El único peligro del reconocimiento es que este se debe dosificar, porque otorgado en exceso puede llegar a ser adictivo para quien lo recibe y puede llegar a provocar una búsqueda desesperada del mismo.Cuidemos por tanto nuestro sistema operativo estando alerta con la información que registramos y seamos prácticos aplicando nuestro sentido común cuando lo alimentamos.

Me viene a la memoria una historia que escuché el año pasado en unas conferencias de comercio en San Sebastián:

Un jefe indio se reunió alrededor de una hoguera con sus nietos. Eran muchos y estaban muy alborotados. Los niños y jóvenes reunidos pertenecían al la tribu Cherokee y les encantaba escuchar a su abuelo porque era una fuente de sabiduría. El reunirse alrededor del fuego mientras atardecía en la pradera, era un momento mágico para todos.

El abuelo sabía que estos momentos eran ideales para poder transmitir enseñanzas que ayudasen a los jóvenes a enfocar la vida de una manera correcta, por lo que pidió silencio y les dijo lo siguiente:

“Hoy quiero compartir un secreto con todos vosotros. En mi mente hay dos lobos que se están peleando continuamente. Uno de ellos me dice que soy un torpe, que ya soy viejo, y que ya no puedo hacer las cosas que me gustaría hacer porque ya no valgo nada. Este lobo es muy agresivo, y es conocedor de que para ganar la pelea tiene que repetir con intensidad sus argumentos destructivos hacia mí, y precisamente eso es lo que hace. Pero también escucho a otro lobo que me dice que yo soy único, que puedo conseguir lo que quiero, y que siempre que tenga un buen motivo para lograrlo, lo puedo llegar a conseguir, independientemente de la edad que tenga. Este lobo es más sosegado y tranquilo, y sus argumentos no son tan repetidos como los del lobo agresivo, pero cuando me habla, lo hace de manera contundente.

Los niños escuchaban la historia de los lobos con gran atención, casi sin pestañear. Amaban este tipo de relatos cuando venían de la boca de su abuelo, porque siempre les hacía pensar, reflexionar y sobre todo imaginar. El abuelo terminó su relato diciendo: “Quería compartir este secreto con vosotros para que tengáis en cuenta que algún día os podrían visitar los mismos lobos. En el caso de que esto ocurriese, estar tranquilos como yo lo estuve, no pasa nada”.

Al acabar de hablar, se hizo un largo silencio hasta que uno de los niños levantó la mano y le preguntó al jefe:

“Pero abuelo, al final, ¿qué lobo fue el que ganó la pelea?

Y el abuelo respondió diciendo: “La pelea siempre la gana el lobo al que yo decido alimentar”

Es nuestra decisión el determinar a qué lobo le vamos a escuchar y por tanto a cual de ellos vamos a alimentar, pero en épocas de incertidumbre como la que vivimos, es más productivo y tiene más sentido el escuchar y alimentar al positivo.

La unión hace la fuerza: riojatienda.com

Una entidad que no ha hecho caso al lobo negativo y ha escuchado más al lobo positivo es la asociación de bodegas de rioja alavesa (ABRA). Esta asociación está compuesta por pequeños productores vitivinícolas que elaboran un vino realmente exquisito, pero el problema es que individualmente producen una cantidad de botellas de vino un tanto escasa.

Hablar de una producción anual por bodega de 10.000 o incluso 30.000 botellas de vino de rioja es hablar de producciones limitadas, ya que las grandes bodegas comercializan millones de botellas en este período de tiempo, aunque algunas bodegas de ABRA ya producen más de 100.000 botellas a día de hoy.

Pero lo interesante de este proyecto es que la asociación tenía como socios a más de 140 bodegas cuya producción representaba más de 30 millones de botellas reunidas en unas 400 marcas de vino diferentes ¡¡Increible!!

Eso sí, teníamos un pequeño problema. Los pequeños bodegueros (hablamos de la gran mayoría de asociados) no estaban preparados desde el punto de vista tecnológico. No estaban conectados a Internet. En muchos casos no tenían ni fax, solo tenían un teléfono.

Patxi Antón, gerente de la asociación, reunió a todos los bodegueros en un gran salón de actos y les convidó a comprar un pequeño ordenador para que estuvieran comunicados con la asociación, a la vez que se interconectaban entre ellos. A continuación nos dio la palabra y dimos una pequeña charla de sensibilización digital, mostrándoles algunos ejemplos de tiendas virtuales de vino en España, y convenciéndoles de que este nuevo canal de comercialización que era Internet, ya estaba cambiando las formas de hacer negocio en la venta del vino. Muchos de los bodegueros nos miraban con perplejidad, sin entender demasiado lo que les decíamos, pero como son personas con sentido común, salvo algunas excepciones, vieron lo positivo del proyecto. Les hicimos ver que tenían que evaluar muy bien cual sería el precio que pagarían sus bodegas si no tomaban la decisión de coger el tren de los nuevos canales de comercialización.

Los comienzos fueron duros, ya que los bodegueros no estaban acostumbrados a seguir una buena metodología en la preparación de pedidos, en entregas a los clientes en 24-48 horas, etc., pero aprendieron como hacerlo y el proyecto funcionó. Recuerdo que algunos viticultores estuvieron más de dos años, desde que se lanzó el proyecto, sin tener conexión a Internet, pero atendiendo los pedidos online  que les hacían en riojatienda.com por medio de avisos o mensajes SMS enviados a sus móviles.

Actualmente riojatienda.com es la mayor tienda de Internet dedicada exclusivamente a la venta de vinos de rioja. Y todo gracias al buen motivo que tenía su gerente: Que las bodegas de ABRA pudiesen competir con las grandes, es decir, que los pequeños unidos fueran tan grandes como las grandes bodegas.

Pero no se han quedado solo en el desarrollo de una gran tienda virtual, ahora ya estamos trabajando en el diseño de una central de compras que optimice los aprovisionamientos de botellas de vidrio, cápsulas, etiquetas, cajas de cartón, palets, etc. Esta prestigiosa comarca ubicada al sur de Álava entre la Sierra de Cantabria y el Río Ebro, y que se convirtió con el tiempo en todo un referente internacional en el ámbito de la vitivinicultura, ahora destacaba también por el carácter innovador de sus productores.

Para ver el proyecto de riojatienda.com, entra en la siguiente dirección:

http://www.riojatienda.com


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