Prólogo
Una vez mas Alberto Saldivia se había quedado toda la noche viendo anime, las ojeras bajo sus ojos eran una cuestión que poco le importaba, el solo detestaba lo aburrido que era el mundo, así que prefería pasar largas horas viendo animes de todos los géneros habidos y por haber, aunque tenía una especial debilidad por dos géneros en particular: los isekai (aquellos donde los protagonistas viven aventuras en mundos paralelos de fantasía como Overlord por ejemplo), y los shonen (aquellos con batallas epicas como Naruto y Dragonball). Este tipo de anime lo ayudaban a olvidar lo monótona que era la vida, aunque a cambio de eso estaba todo el tiempo atrapado entre la realidad y la fantasía. Bueno, volviendo al tema principal, Alberto no se había dado cuenta de que el sol ya había salido y la mañana comenzaba a estar muy avanzada, hasta que de pronto su prima Soledad, irrumpió en la habitación.
-¿Otra vez no dormiste?
-Es que Subaru es un imbécil y no se merece el amor de Rem-chan- contestó Alberto mientras lloriqueaba señalando la pantalla del computador.
Soledad suspiró y luego le habló con tono serio.
-Ya esta bien, solo apúrate, y alista tus cosas para el paseo.
-¿Paseo?
-Si, ya lo olvidaste, hoy es el paseo de los terceros y cuartos medios, dijiste que ibas a ir conmigo y los chicos, que no te lo perderías por nada del mundo.
-¿Eso es hoy?
-Si.
-…
Alberto saltó de su asiento frente al pc y comenzó a correr por toda la pieza mientras preparaba sus cosas para el viaje, y al mismo tiempo se cambiaba de ropa.
Soledad salió de la habitación en silencio.
**
Alberto y Soledad salieron apresurados de su casa. Luego ambos se despidieron en la entrada, pues pertenecían a círculos sociales distintos, a pesar de llevarse bien. Alberto aún tenía que pasar a buscar a sus amigos, eran un grupo bastante amplio de amigos, aunque en realidad uno pudiera contarlos con los dedos de las manos, pues eran seis. Uno pensaría que realmente Alberto no tendría amigos, pero la verdad es que el curso de Alberto era algo especial, después de todo era el tercero A, el curso H. C. (Científico-Humanista), por lo tanto el grupo de amigos estaba formado por otakus y freakees. Esto no quiere decir que necesariamente todo el tercero A estuviese lleno de tipos así, sino que simplemente era un refugio para aquellos con una forma distinta de pensar a los cursos técnicos.
Alberto caminaba cómodamente con una chica a cada lado. ¿Curioso?, pues para él no era nada raro, pues las dos eran amigas importantes. Una de ellas era Claudia Jara, una chica rellenita y de baja estatura que usaba anteojos, ella estaba muy unida a Alberto y eran amigos de infancia, él la había ayudado a superar el bullyng y ella se había quedado por siempre como su amiga fiel, aunque a veces Alberto sentía que su corazón se aceleraba cuando los dos estaban solos, él aún no entendía bien esas extrañas emociones y pensaba en ella como una persona súper importante y nada más. En cuanto a ella y como se sentía, pues… era una chica romántica amante del anime shoujo, así que sí… estaba perdidamente enamorada de su mejor amigo.
La otra chica… Ana o Anita Cárdenas, alias “pulga atómica”, no hace falta decirlo, pero ella definitivamente odiaba ese sobrenombre, pues la hacía sentir acomplejada por medir un metro cincuenta. Dejando a un lado todos sus complejos, ella era toda una maldita pervertida y una chica fujoshi fanática sin salvación… y por alguna razón parecía muy interesada en Alberto.
Al lado de Ana, iba caminando Felipe o Pipe Paredes, un tipo bastante raro en realidad, para resumirlo y que lo entiendan, era de aquellas personas que veía animes como Evangelion y los entendía a la primera, o sea le gustaban las tramas psicológicas y confusas, con significados esotéricos, y que siempre estaba leyendo algún libro de filosofía. Para resumir se podría decir que era un otaku filosófico. Además era responsable y quería ser psicólogo.
Junto a Pipe estaba Lorena Carrasco, una chica morena y alta, no era muy fan del anime, pero era una gamer por naturaleza, además era una “computín” y programar aplicaciones y juegos era como respirar para ella. No hacía falta decirlo pero cuando saliera del liceo quería estudiar informática en una universidad.
El último del grupo era Ramón García, un chico sencillo hijo de un mecánico. ¿Qué hacía alguien como él con un montón de otakus?, pues hace unos tres años aproximadamente Lorena le había mostrado unos capítulos de Code Geass, había quedado fascinado con el género mecha y desde entonces había soñado con construir robots mechas en la vida real y salir del taller mecánico de su padre para estudiar mecánica y automatización en alguna universidad en el extranjero. Y no estaba tan lejos de sus sueños, en conjunto con Lorena que lo ayudaba con la programación había creado su propio perro robot.
La mayoría de ellos tenían sueños y aspiraciones…
Alberto bostezo y se restregó los ojos.
-¿Volviste a quedarte despierto toda la noche?- le preguntó Lorena.
-Si, estaba viendo Re: Zero…
-Parece un rasgo común entre nosotros el quedarnos despiertos…- Lorena también se veía cansada.
-¿Qué te quedaste haciendo?
-Estuve programando la mitad de la noche…
-¿Y la otra mitad?
-Jugué en línea…
-Un clásico…
-¡Espera!- Claudia interrumpió de repente-, ¿por qué le preguntas a ella solamente? ¡Yo también quiero hablar contigo sobre qué hicimos anoche!
-Ehh… entonces, ¿Qué hiciste anoche?
Por alguna razón Claudia se sonrojo.
-Es…
-¿Es?
-Es un secreto…- Claudia jugueteó con sus dedos mientras se su cabeza despedía vapor de vergüenza por alguna razón…
-¿?- Alberto quedó totalmente confundido…
-¡Es suficiente!- Anita interrumpió-, no tengo ganas de ver esta patética comedia romántica entre chica y chico…
-Co… comedia romántica- la cara de Claudia se puso roja, otro signo de pregunta floto sobre la cabeza de Alberto…
-… quiero acción- continuo Anita-, ¡sí!, ¡acción entre chico y chico!- la nariz de ella había comenzado a sangrar y respiraba con pesadez…
-Ah… su alma ya pertenece a las oscuras tinieblas de Satán una vez más- Pipe dijo una frase rara con una mezcla de confusión psicológica y un poco de influencia del síndrome de octavo grado que solía aparecer de vez en cuando en sus palabras.
-Tal vez debería construir un robot que se le parezca para remplazarla por una versión suya más decente…- Ramón hizo una broma de pronto.
-Fufufufu…- Anita continuaba sangrando por la nariz mientras tenía sus fantasías fujoshis- acción entre chicos…
-¡Oye!- Lorena la agarró del cuello de su ropa y la zamarreó- ¡Anita!
-Fufufufu…
-¡Reacciona!- la abofeteo de un lado hacia otro…
-Fufufufu…
-No tiene caso… La hemos perdido…
Alberto camino hacia Lorena, y le puso una mano en el hombro…
-Mis más sentidos pésames- dijo y luego dio la media vuelta- ¡Bueno!, hay que seguir con la vida, ¿alguien quiere jugo?, yo invito…
-¿Eh?
-Co… comedia romántica…
-Si por favor.
-El abrasador calor ha secado mi garganta, sin duda aceptare tu amable ofrecimiento…
-Creo que vendría bien…
-Muy bien, entonces suerte cargando con ese peso muerto Lore.
-¿Eh?
Cuatro de los seis amigos se adelantaron dejando atrás al sacrificio que cargaría con la chica problemática.
-¡Esperen!- Lorena gritó comprendiendo por fin su situación-, ¿Cómo se atreven a dejarme con este peso muerto? ¿Y porque yo no puedo tener jugo también?
Alberto se detuvo y se dio la vuelta.
-Está bien, te compraré un yogur…
-¿Por qué carajo yogur para mí y jugo para el resto?- replicó Lorena.
-Está bien, entonces yogur Colun, para que tengas todo el apoyo de la magia del sur (*).
-Ya veo, eso tiene más sentido… ¡No espera! ¡Eso tiene aún menos sentido!
**
Este era el día a día de Alberto y sus amigos, y podría haber seguido siendo así hasta el día de su graduación de cuarto medio, pero el destino dio un giro inesperado cuando una fuerza extraña arrebato las almas de los que iban en los buses del paseo, y estos cayeron por el barranco hacia el mar, todos murieron ese día, alumnos y profesores.
Pero, este no es el final de nuestra historia, este es solo el comienzo, pues cuando los ojos de Alberto Saldivia, se cerraron por última vez en este mundo, los ojos de un bebe recién nacido se abrieron en un hogar distinto, un sitio diferente, en un mundo desconocido…
(*): hay una marca de productos lácteos acá en Chile de nombre Colun, cuyo eslogan dice: “Colun, toda la magia del sur”.